28/6/17

La verdadera historia de mi marido.


-¿Mamá?
⁃Hola hijo. ¿Qué haces que no estás en Londres? ¿No volvíais 
el sábado?
⁃¿Cómo sabes que no estoy allí?
⁃A ver, Juan, me estás llamado desde el fijo en España.
⁃Es verdad, no había caído. Tengo la cabeza que me va a reventar.
⁃¿Qué ha pasado? Me estás asustando.
⁃Mamá -dijo en tono tranquilizador y decidido en ser directo-, hemos vuelto de Londres 
esta mañana mismo porque he hablado con Clara y le he dicho que quiero divorciarme. Ya no puedo más con esta situación y necesito una nueva vida.
     Karina conocía perfectamente a su hijo y preguntó dando en el blanco de la diana, como siempre, sólo que esta vez no era totalmente perfecta:
⁃¿Cómo se llama la nueva vida?
⁃Antonio -dijo sin dudarlo ni un momento, deseando salir de aquel cascarón que le oprimía.
     El silencio se apoderó de la línea telefónica, dejando un mutismo abismal entre ambos.
⁃¡Mamá! -casi gritó deseando esperar alguna señal por parte de su progenitora.
⁃No sabes lo orgullosa que estoy de ti. Siempre supe que hasta que no dieras ese paso no llegarías a ser feliz. Pero como madre sólo me quedaba aconsejarte, apoyarte en tus decisiones y recibirte con los brazos abiertos siempre y cuando necesitaras de mí.
⁃¿Siempre lo supiste?
⁃Soy tu madre y las madres sabemos todo de nuestros hijos. Lo único que me sabe mal en todo esto es el tema de Clara. Sé que lo superará porque ella es fuerte y comprenderá que contra esto no tiene nada que hacer y cualquier lucha que intente, será en vano.
⁃Ahora se ha ido a casa de sus padres -comentó un tanto avergonzado-. Lo está pasando fatal.
⁃Es normal, pero lo superará. Eso sí, ayúdala en todo lo que esté en tus manos para hacerle más fácil el divorcio.
⁃Ahora me queda otro de los pasos más difíciles.
⁃¿Cuál?
⁃Decírselo a papá.
⁃Déjamelo a mí…
⁃No, mamá -le interrumpió él-. Prefiero decírselo yo mismo.
⁃Y me parece lo correcto. Pero déjame a mí preparar un poco el camino y tantear el terreno. 
Esta tarde después de comer, iré al hospital a verle, que por cierto, el viernes le dan el alta, y le prepararé para tu llamada.
⁃Gracias, mamá. Te quiero.
     Para Juan, las horas de después se le hicieron eternas y esperó hasta que el horario de visitas del hospital terminara para poder hacer la llamada que tanto temía. En todo ese tiempo de espera sólo le habían acompañado varias cervezas, que le ayudarían a desinhibirse para afrontar su nuevo proyecto de vida.
     Cuando la chica de la centralita le pasó con la habitación 402 no tuvo que esperar mucho, antes de que una voz conocida descolgara el auricular.
⁃¿Sí?
⁃¿Papá? Soy Juan.
⁃Hola, hijo. ¿Qué tal todo por London? -dijo con su acento andaluz-. ¿Llueve?
⁃No, papá. No estamos en Londres, hemos tenido que volver 
esta mañana.
⁃¿Y eso? ¿Qué ha pasado?
⁃¿No ha hablado mamá contigo?
⁃No, a última hora no ha podido venir porque tu tía la necesitaba para preparar no sé qué de las vacaciones con el Imserso.
     La sangre de Juan se heló de repente pero sabía que ya no había marcha atrás.
⁃¿Por qué? ¿Qué os ha pasado?
⁃Papá, voy a divorciarme de Clara -dijo y guardó silencio esperando alguna señal que nunca llegó-. Hemos hablado y queremos hacerlo de forma amistosa por el bien de los dos.
⁃Juan, cuando el amor se acaba es la mejor decisión. Gracias a Dios que no hay hijos de por medio.
⁃Eso es cierto, papá. Pero no es porque el amor se haya acabado. Creo que siempre querré a Clara, pero necesito ser yo para ser feliz en mi vida y por eso te llamo, para decirte que soy gay.
⁃¿Cómo? -dijo asombrado.
⁃He conocido a un chico, Antonio, y ha hecho que me encuentre a mí mismo y soy feliz con la decisión que estoy tomando.
     Como había pasado con su madre, un nuevo silencio incómodo esperaba ser disuelto por algún tipo de reacción.
⁃¿Papá? -dijo tímidamente Juan-. ¿Papá? Dí algo, por favor. Lo siento.
⁃No tienes nada que sentir.
⁃Te he fallado…
     No se oía absolutamente nada, hasta que Juan notó que su padre lloraba y respiraba a modo descompasado.
⁃¿Papá?
⁃Hijo, quiero tenerte aquí a mi lado ahora mismo y darte un gran abrazo. No eres feliz hasta que no eres tú, por eso nunca debes disculparte. Sé tú mismo y siempre con orgullo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario